jueves, 30 de julio de 2015

La Historia de nunca acabar - Fernando Castro Flores

¡Vaya por dios!, esto tampoco es sobre literatura, ni presentaciones del libros. Fernando Castro es filósofo, muy interesado en crítica de arte contemporáneo y que a partir de la propuesta de la exposición hace una reflexión sobre el manipulado concepto de la Historia

Asistí ayer a la conferencia de Fernando Castro Flores en torno a la exposición Lecciones de Historia que está actualmente expuesta en el CAAM. A continuación mi relato de la conferencia a partir de las notas que pude tomar más lo que a mí se me haya ocurrido añadir creyendo que es de eso de lo que hablaba. Es decir, no puede tomarse como un resumen, sino como el poso que a mí me queda de todo lo que este hombre contó allí.
-O-
Pues el hombre empezó con Fukuyama, este pavo que en los ochenta escribió un artículo asegurando que Occidente ya había llegado al final de la Historia y que a partir de ese momento se quedaría instalado en el liberalismo económico ya para siempre. (En aquel año ocurría la caída del muro de Berlín, que fue una consecuencia de la Perestroika en la cual se basaba el japomericano para dictar el fracaso definitivo de la propuesta marxista). Que todos los demás que aún no habían alcanzado nuestro estado de bienestar acabarían haciéndolo si no es que se quedaban empantanados en la Historia, como le sucedía a la mayor parte de África y también a Sud y Centro américa, amén de los países árabes. Habló de la Raynd Fundation, un foco del pensamiento objetivista que es por lo visto ese pensamiento práctico que ostentan las élites ejecutivas y directivas de las grandes corporaciones y frecuentadores de Wall Street y que básicamente consiste en que el único objetivo sensato es la obtención de poder en todos los sentidos, dinero, casi siempre, y que para alcanzar ese objetivo cualquier medio es legítimo; así, los que ganan están del lado bueno de la Historia mientras que los que sufren las consecuencias de esa victoria están del lado del pantano, y se merecen su situación por no haber sido capaces de imponerse. Es gracioso (lo gracioso es que el mismo tipo comprende que es incapaz de fundamentar esta razón de perfección) que el mismo tipo crea que este fin de la historia es como un fundido en blanco ya para siempre eterno y aburrido, sin motivaciones, plano, sin objetivos más allá que mantener la situación, pues no hay más allá perfectible que esto. Como consecuencia no habrá arte, que es exploración y ensanchamiento de los límites, pues el liberalismo económico y el estado que genera es como una pradera infinita; ya no habrá filosofía que es explicación y comprensión de los conflictos, pues no habrá conflictos relevantes que resolver puesto que no hay alternativas a las que acudir para mejorar lo imperfectible.
Pero ocurrieron cosas que pusieron en cuestión esta perfección. Ocurrió lo de la Guerra Mediática de Irak. La tramposa lucha contra el terrorismo que fue realizada como una campaña publicitaria desplegada con toda la tecnología desarrollada por la publicidad y el cine. Y entramos en una etapa de la historia que este hombre ha llamado Story Telling. Es decir, los medios nos cuentan una Historia que explica y justifica todas las acciones que cometen en nombre de sagrados supuestos como la Democracia, la Libertad, los Derechos del Hombre, la Lucha Contra la Injusticia y la Miseria, pero por detrás de esas llamativas pancartas se desarrolla la auténtica miserable Historia, que solo habla de intereses petrolíferos, mineros, de posicionamiento estratégicos, siempre con fines meramente económicos; multinacionales asegurando el conveniente flujo libre de capitales, la disponibilidad a bajos precios de los recursos, la franquicia de las zonas de mercado, etc. Y entonces se produjo una reacción inesperada, el ataque a las Torres Gemelas.
Entramos en una etapa de la Creación de la Historia a partir de imágenes que se interpretaban circunstancialmente según los intereses, siempre esgrimidas como pruebas irrefutables de la verdad del razonamiento proclamado en ese momento, imágenes icónicas que son reutilizadas desvergonzadamente para fines contrarios. Lo que lleva al desprestigio de la imagen como verdad objetiva, el abuso de información para sepultar la verdad. Todo un despliegue encaminado a mantener el estatus de aquel sistema que de pronto se había visto amenazado en su mismo centro y que ponía en cuestión si estabilidad, su perfección. Se inventa la Historia para evitar enfrentar la realidad que pone en cuestión las razones que fundamentan el estatus que pretenden conservar (¿el fin de la Historia?) Para aumentar la confusión, también los que se oponen al sistema  emplean las mismas armas (la gran herramienta neutra de Internet) que el sistema ha creado para perpetuarse, en contra suya. Y también crean Historia que desprestigia al sistema y revisan la Historia divulgada por el sistema mostrándola desde nuevas perspectivas que debilitan la inevitabilidad de ese proceso que ha culminado con el liberalismo.
El sistema emplea todos los medios para darse validez, tal vez las propias «crisis» alimentarias o pandemias (SIDA, vacas locas, la crisis aviar, el Évola) sean despliegues apocalípticos para sembrar el miedo, para luego salir a salvar a la Humanidad  gracias a los avances tecnológicos y científicos que no podían haberse logrado en otros sistemas alternativos, o con las propuestas de rechazo que se levantan en su contra. O tal vez sean «errores» inevitables del progreso –que siempre ocurren en el extrarradio, que es donde se realizan los experimentos más arriesgados.
Y llega la crisis de 2008 y en 2011 los levantamientos ciudadanos, 25N en España seguido de La Primavera Árabe, que ya es considerado sin dudas como otro hito histórico (se duda todavía de la profundidad de las revueltas en España, qué consecuencias relevantes traerán, pero indudablemente han ocurrido cambios en los países árabes). En un principio se han querido vender, otra vez el sistema demostrando que todo tiende hacia el modelo occidental, como un reventón de las contradicciones del mundo musulmán que derivaría hacia una adopción universal del sistema Democrático, como única y definitiva (¿el fin de la Historia?) forma política, pero lo que está ocurriendo es una polarización entre los que creen en esa occidentalización como superación definitiva de los problemas y los que reaccionan contra ella poniendo en cuestión las ¿supuesta? Democracia como sistema político ideal.
Es decir, que andamos en unos tiempos convulsos muy interesante de reacción que ponen en cuestión el hasta ahora infalible –a la manera de la opinión del Papa– modelo occidental, el liberalismo económico. Se habla de un estado de excepción del cual no se percibe qué puede brotar, si el paso atrás de los radicales musulmanes, el mantenimiento de estatus quo del capitalismo liberal o un alternativo paso lateral que parecen proponer la cada vez más pujante, aunque todavía poco definida, reacción occidental antisistema.

viernes, 17 de julio de 2015

Presenta Caddy Adzuba el libro Micrófonos de Paz en Casa África

Ni es literatura, ni es canaria... pero fui a la presentación...

Caddy Adzuba es una periodista congoleña que recibió el Premio de la Concordia 2014, uno de los premios Príncipe de Asturias. Su mérito ha sido organizar una Asociación de Mujeres en los Medios de Comunicación que tiene por objeto, en primer lugar, exigir dignidad para la mujer en los medios de comunicación de su país, donde, a pesar de sus estudios y sobrada disposición, son relegadas a actividades subalternas, entre las que se incluyen llevar café o estar guapísimas como presentadoras de programas de cocina. Pero más importante es su labor de ayuda a las mujeres víctimas de la violencia sistemática perpetradas por las bandas rebeldes que asolan el norte este del país con claros fines de explotación ilegal de los recursos del país.
Según cuenta, ella misma ha sufrido las violencia a la que los grupos armados someten a las mujeres, y adquirió conciencia de la magnitud y extensión de este problema, al que, sin embargo, los medios de comunicación no prestaban una atención relevante –tiene muy clara, Caddy, la importancia efectiva de los medios para ayudar a resolver los problemas de su país por medio de la simple denuncia y exposición clara de las consecuencias de esos problemas para lograr que la población adquiera una clara conciencia de que esas atrocidades están ocurriendo; en cambio los medios, principalmente debido a su carácter mercantil, no ven rentables esas noticias desagradables y las ocultan, al tiempo que el gobierno está poco interesado en que se divulgue su inoperancia ante un problema, la guerra en el norte este de su país, que le supera. Estas mujeres exigieron y consiguieron que los medios dedicaran al menos una pequeña parte de su tiempo a la divulgación de las consecuencias catastróficas y brutales que la guerra provoca. Y de esta concienciación han obtenido el resultado de poder ayudar directamente a las víctimas proporcionándoles ayudas, psicológica y económica para que puedan recuperar una vida normal.
Explica Caddy que después de un periodo interminable de guerras en el Congo –actualmente no hay una guerra declarada, pero el caos provocado por decenas de grupos armados que luchan entre sí para dominar territorios ricos en minerales tan esenciales para el desarrollo tecnológico como el Coltan, es, de hecho, un estado de guerra que el gobierno se ve incapaz de controlar, existiendo, incluso, denuncias de que el propio ejército contribuye, de manera interesada, a mantener el caos– las mujeres han pasado a ser el pilar fundamental que sostiene la familia y, en esencia, a la estructura social. Los hombres, mutilados por las interminables guerras, o en paro por la situación del país, a menudo tienen un papel nulo en la procura de alimentos o cuidado de los niños. Precisamente ese es el objetivo «estratégico» de las bandas armadas al ejercer una violencia dirigida hacia las mujeres, desestabilizar la vida de las aldeas por medio del terror y la dependencia, para mantenerlas bajo su control.
Asegura la periodista que cuando se habla violencia «contra las mujeres» no se está refiriendo a la simple violación que ya se ha quedado como una violencia menor al lado de las atroces y sistemáticas prácticas que se perpetran, sino de toda una estrategia del terror cuidadosamente planeada, muy alejadas de las simples «prácticas salvajes» que estamos acostumbrados a suponer en los africanos. Se pregunta de dónde pueden proceder estas «estrategias de terror», (*) y recuerda que la procedencia de estas bandas fue, inicialmente, de Ruanda, que comenzó, apoyada por estados occidentales, una guerra contra el régimen de Mobutu, y que permanecieron en el país como bandas rebeldes; a estos se les han sumado los rebeldes que provocaron el genocidio de Ruanda, más rebeldes Ugandeses y los propios congoleños que se han sumado al festín. Todas estas bandas son pagadas por imprecisas pero prodigas manos que obtienen de su inversión los recursos minerales tan preciados, y que son extraídos por los aldeanos explotados por las bandas como mano de obra esclava. Ese conjunto de bandas provoca un caos descontrolado de alianzas y enemistades que se hacen y deshacen por minutos, lo que lleva al gobierno a un estado de inoperancia e impotencia para atajarlas.
Se trata de un conflicto bastante reconocido en occidente, existe una comisión específica de la ONU, la MUNESCO, que se trata el tema del conflicto en Congo, y muchas ONG tienen destacados elementos permanentes en esos territorios. Está evidentemente establecida la intervención subrepticia de las multinacionales interesadas en aquellas materias primas financiando a estas bandas con armamentos a cambio de mineral. Existen informes y denuncias de la ONU que hablan explícitamente de ello. En 2002, bajo la presidencia de Kofi Anan, la ONU denunció a 29 empresas de lucrarse directamente con el conflicto, más otras que como mínimo eran acusadas de malas prácticas. En concreto hablan de «saqueo sistemático de los recursos del país» durante la guerra civil. Desde luego esto no parece haber cambiado hoy, salvo para ocultar aún mejor el destino final de los recursos saqueados. Recientemente se ha conseguido que en EEUU se apruebe una ley que penaliza la compra de Coltan congoleño, mientras que en Europa parece que también se están estudiando leyes similares.
Volviendo a Caddy y a la Asociación De Mujeres en los Medios de Comunicación, ellas tienen confianza en que la abierta exposición del problema de la «violencia estratégica contra las mujeres» contribuye a la solución simplemente porque logra crear conciencia del problema que es el paso inicial para que las masas sociales se movilicen. Espera que por medio de esta concienciación se consiga crear programas de ayuda psicológica, social y económica para recuperar a las mujeres víctimas de la violencia para la sociedad. Cree firmemente que sin una base de mujeres fuertes, autosuficientes, confiadas y con estabilidad social no es posible pensar en un desarrollo de la sociedad africana en general y del Congo en particular.




(*)Mientras escuchaba a Caddy relatar algunas de las atrocidades a que someten a las mujeres, de lo que tuvo la elegancia de mostrar pocos ejemplos, pues no quería dejar una impresión desagradable, insistiendo en que, aunque, en efecto, está aquí para denunciar esas atrocidades cometidas en su país, su país sigue siendo un lugar hermoso y sus gentes luchan diariamente para recuperarse, estando muy lejos de una actitud victimista, resignada o aplastada por la brutalidad. Cree en la mujeres de su país y cree en su fuerza y en su voluntad de seguir luchando. Pues bien, escuchando, digo, esas atrocidades, y oyendo hablar de violencia estratégica y preguntarse de dónde procedía esta estrategia, negando que el carácter africano sea propenso a ello, al menos a la violencia como estrategia tan sofisticada, con esa meticulosidad centrada en las mujeres, que no intervienen en las guerras sino como víctimas, apuntó un origen extranjero y señaló a algunos países limítrofes. 
Sin embargo yo no hacía más que recordar, de una lectura reciente de  El sueño del celta de Vargas Llosa, que esa violencia era bastante similar a la que relataba el personaje Roger Casement en su informe sobre las barbaridades cometidas por los europeos en el Congo en tiempos de Leopoldo II para obligar a las tribus locales a trabajar recolectando caucho para ellos. Donde los latigazos y los cortes de manos y pies eran práctica habitual para los hombres que se resistían al trabajo o no rendían lo estipulado (en contratos que los africanos no podían entender), y cuando las aldeas no suministraban el número de hombres previsto, retenían a las mujeres encerrándolas en cárceles atiborradas y en condiciones insalubres.
Estas prácticas de terror eran sistemáticas para obligar a las aldeas a trabajar para las compañías que tenían concesiones de explotación y que hacían firmar unos supuestos contratos a los jefes de aldea por medio de los cuales se obligaban a suministrarles mano de obra.
Lo que quiero decir es que esta violencia estratégica de la que se habla ahora, a mí me parece una evidente herencia de aquella, que ha arraigado entre los propios africanos, así como el desprecio a la condición humana, en particular de sus semejantes, que también les hemos transmitido los europeos. La situación sigue siendo la misma, unas empresas europeas que explotan los recursos de un país utilizando mano de obra esclava controlada por medio de un régimen de terror. Solo que ya no son directamente las empresas explotadoras las que envían a sus emisarios, sino que utilizan a grupos locales para mantener la desestabilización de la zona y que al mismo tiempo les sirvan de factores para obtener los recursos (este fue el gran descubrimiento de la descolonización). Las empresas permanecen en occidente con sus manos limpias mientras el trabajo sucio es delegado, manteniendo la responsabilidad aparente impoluta. 
Es obvio que todos y cada uno de nosotros, por nuestra simple condición de europeos, por estar disfrutando de los beneficios que nos ha traído el progreso, tenemos una parte de responsabilidad en el estado en que está la mayor parte de África (el mundo) todavía hoy. También es verdad que en nuestra condición de ciudadanos apenas podemos hacer nada para resolverlo, salvo contribuir con nuestros óbolos a las ONG, muchas veces sin preocuparnos demasiado cómo se gestiona nuestro dinero. Lo que nos piden estos activistas sociales con sus campañas de divulgación no es más que que adquiramos conciencia de lo que ocurre, que no nos refugiemos en la ignorancia o peor, que simplemente no queramos creer lo que, de alguna manera en nuestro nombre, se está cometiendo por ahí. Mientras no sintamos esta responsabilidad personal, todos y cada uno de nosotros, y que esa responsabilidad, de alguna manera, por muy poquito que sea, guíe nuestros actos cotidianos, no estaremos en el camino de resolver los problemas de nuestro mundo. Nuestra comodidad se asienta sobre hechos como los que esta mujer relata y debemos ser conscientes de ello, al menos. Lo que podemos hacer aparte de esa conciencia es bien poco, pero la conciencia ya es una forma de presión social. 

martes, 14 de julio de 2015

Presentación de "Toda la vida preguntando", de Juan Cruz Ruiz

Juan Cruz Ruiz presenta Toda la vida preguntando. Los acompañantes son Dulce María Facundo, de Punto Radio, y Jorge Alemán, de Unión Deportiva Radio. Se esperaba a Kiko Barroso, pero no pudo venir.
En primer lugar he de decir que se notaba que ambos presentadores son locutores. Obvian el silencio y la palabra estrecha. Sin embargo saben dejar expresarse al interlocutor, dejarle espacio. Lo que no quita que Juan se muestra bastante experimentado en estas lides verbales y tampoco les da excusa para acaparar la palabra. La entrevista me pareció más gobernada por Juan que por los entrevistadores, que apenas apuntaban preguntas protocolarias que el autor sabía adornar con anécdotas o eludir astutamente con más anécdotas.
El público era bastante mayor, tanto que me atrevo a decir que yo estaba por debajo de la media (con mi cincuenta y un añitos) y apenas se veían las caras habituales en los ámbitos literarios. No me quedó más remedio que comparar esta presentación con la charla de Armas Marcelo hace unas semanas y rascarme la cabeza. En comparación con aquel, hablo en calidad de persona, Juan Cruz Ruiz es un angelito, si recordamos la malicia que destilaba cada palabra pronunciada por don Juan Jesús, con sus frecuentes alusiones a sus enemigos y sus incisivas menciones a concretos personajes que están permanentemente en la diana donde arroja sus dardos verbales.
Juan Cruz apenas habla de sí mismo, si no es hablar de sí mismo el inagotable repertorio de anécdotas sobre sus encuentros con los más grandes personajes de la literatura, en particular, pero también de otros ámbitos. Cuando aborda el ámbito personal es para hablar de situaciones, de su madre, de amigos, pero nunca cae en el intimismo. La única pregunta personal que le hicieron (algo así como: te gustas más que te quieres o al contrario) la eludió de un tajo. “La mayor parte de lo que he escrito tiene que ver con los otros y con el aroma del pasado”, dijo casi literalmente en algún momento.
La presentadora menciona el premio que le dieron en Telde hace unas semanas, y repite la anécdota de la visita de la U.D. Las Palmas al campo regional, es decir, de inferior categoría– del Puerto de la Cruz, cosa que no se dignaba hacer el Tenerife, lo que era motivo de respeto para un equipo de la importancia de la U.D. en aquellos momentos.
Habló de sus primeros «trabajos» como comentarista deportivo en la publicación Aire Libre y, a cuenta de una mención a Pascual Calabuig, recuerda que con catorce años le hizo una entrevista. Recordó esos comentarios radiofónicos del eminente comentarista, reflexionando sobre aspectos del fútbol que a menudo se salían de ese ámbito, y que terminaban con un esperado “Pues no faltaba más”.
A lo largo de la charla desliza algunas recomendaciones o ideas acerca del arte del buen entrevistador y, a propósito de esta entrevista, dice que un entrevistador no debe achicarse ante el entrevistado, por importante que este sea, la entrevista debe transcurrir de igual a igual para que surja una conversación más que un rígido protocolo de preguntas y respuestas. Él lo llamó concretamente tener aplomo, de lo cual se envanece un poquito teniendo en cuenta que apenas tenía catorce años.
Se habló de «el niño que llevamos dentro». Él relaciona este niño con la curiosidad (“La falta de curiosidad es el final de la vida”) Mientras hay curiosidad, dijo, permanece la adolescencia. Cita un poema de un tal Michael Krüger (poeta) que dice: “A veces la infancia me envía una postal”. Afirma recordar estos versos a menudo e introducirlos en alguna entrevista. Algunos de sus entrevistados, afirma, tenían un recuerdo pésimo de su infancia, como Paul Preston.
Saltando al lado contrario le preguntan sobre cual sería su última postal y habla de su nieto (4 años) cuyo recuerdo, vino a decir, siempre le pone tierno. Insiste en que no se debe tener al tiempo como enemigo, “no es una traición, sino un aliado. El niño es la memoria”, vino a cerrar este apartado de la niñez.
Otra alusión al buen entrevistador, la necesidad de tener un «alma habitada», gran expresión que me parece muy acertada. La capacidad infantil ayuda a moderar, a dar inocencia incluso a las preguntas resabiadas. No hay que preguntar para dañar, sino para saber del otro. “Preguntar es como abrazar, es un encuentro”, dijo. Toda pregunta siempre es nueva, hecha con sinceridad e interés por la respuesta.
Su primera entrevista seria se la hizo a Julio Caro Baroja. Se dio cuenta de la importancia del asunto cuando su madre le compró una chaqueta, una camisa y un pantalón para acudir a la entrevista como un señor. Dijo que se sentía algo así como “un niño cumpliendo una misión”. Pese a todo, no hay que quedarse en las mieles de un día, el trabajo siguiente es tu trabajo, no el que pasó.
Neruda recaló brevemente por Tenerife de paso para Valparaíso y don Juan Cruz se atribuye el mérito de haberle convencido para que bajara por un rato del barco. Al parecer don Pablo no quería pisar feudos franquistas, pero este hombre le recordó que en cierta ocasión ya lo había hecho en Barcelona. Aquí deslizó otra recomendación para un buen entrevistador, la necesidad de estar en el mundo, de estar bien informado. Cuando le preguntó, también echando mano a las noticias del momento, qué le parecía que al Ché le hubieran encontrado entre sus cosas un Canto General, Neruda respondió que lo consideraba un verdadero premio.
También aludió a ese encuentro de escritores que tuvo lugar en el Hotel Iberia, mencionado por Armas Marcelo; la primera entrevista que le hizo a Onetti fue allí. Luego lo entrevistaría en su casa de Madrid, cuando ya había decidido permanecer acostado (porque su perro le mordía las pantorrillas, dice que explicaba el maestro). Destaca el humor de Onetti, a pesar de la fama de huraño que tenía.
Habla de un paseo con Borges por Madrid, resalta su sencillez, su interés por las cosas, sobre todo por los nombres y apellidos de quienes le presentaban, intentando encontrar lazos de conexión en su propia familia. “Un personaje formidable”. Los grandes personajes son gente humilde, sencilla. Los jóvenes escritores no lo son tanto, comentó, pero no se extendió en esto.
Aluden a Manuel Padorno su primer editor, según comenta–. Habla muy bien de él y de los paseos juntos por la playa (Padorno era Marlon Brando y él Joselito, dijo recordando algún comentario que se hacía. A cuenta de su parecido con Joselito, recuerda que en una entrevista que le hizo a Marisol, en Puerto de la Cruz, unos que pasaban por allí le señalaron confundiéndolo con el pequeño ruiseñor, mientras que desconocían a la actriz-cantante suponiéndola una periodista)
Dice de Padorno que era un hombre nocturno, y menciona varias veces un pub llamado el Gas, donde paraba el poeta. Lo declara, junto con Domingo Pérez Minik, uno de los tipos humanos más impresionantes que ha conocido.
El libro donde le gustaría vivir, y en parte lo ha vivido, es Tres Tristes Tigres, de Guillermo Cabrera Infante, del cual cuenta la anécdota de que él decía que su afición cinematográfica le venía de que él iba al cine a meterle mano a las chicas. Por lo visto, en cierta ocasión, la víctima, al adivinar sus intenciones, se cambió de asiento antes de empezar la película y, una vez apagada las luces, un señor se le sentó al lado. Al momento notó como un dedo se deslizaba por su muslo para introducirse por la pernera del pantalón corto. Lo bueno era la frase con que cerraba la situación don Guillermo, y que lamentablemente no recuerdo.
Inevitable mención a la radio, se declara radio adicto. La radio y el fútbol, sus dos vicios, y a los que no puede mostrarle más que gratitud. La radio le ha proporcionado “respiración para vivir y sintaxis”. El fútbol, geografía, porque siguiendo los partidos de ligas extranjeras se aprendía las ciudades de donde procedían los equipos al parecer, en un tiempo, cuando se acababa la liga española, las quinielas venían con partidos de ligas extranjeras.
Referido a los escritores que padecieron las guerras, menciona a Imre Kertetz, Gunther Grass, y María Zambrano, de los cuales, dijo, eran personajes que, a causa de la guerra que habían vivido, seguían teniendo mucho miedo ya de mayores.
Se interrumpió el turno de preguntas del público porque ya se había cumplido sobradamente el tiempo previsto para la presentación y aún tenía que firmar ejemplares y yo me marché.
Tengo que decir que, a pesar de que estas presentaciones de autores ya con cierto renombre suelen parecerse excesivamente unas a otras, siempre es un placer escuchar hablar a gente que sabe utilizar la palabra para contar, que tiene cosas que contar que a uno le interesan y que además lo hace con pasión por lo que cuenta y con la confianza de saber que le escuchan diga lo que diga, que es lo que le quita rigidez, titubeos. Por otra parte, el carácter de Juan Cruz es el de una persona que está donde le gusta estar y no parece motivado por aspiraciones de reconocimiento o trascendencia. En ese sentido parece una persona sencilla como dice él mismo que es habitual entre los grandes.




miércoles, 8 de julio de 2015

Presentación de "donde nada es todo lo asible" de Eugenio Padorno


Hay presentaciones institucionales y hay presentaciones del montón. La diferencia está en la calidad de los asistentes. Anoche había muchos nombres allí, muchas caras. Mi desconocimiento del mundillo apenas me permitía reconocer algunas caras, a las que era incapaz de asignarle el nombre correspondiente que luego he leído en la breve reseña que hizo del Domingo Rivero del evento–, pero es emocionante adivinar que andan por allí autores de libros que uno ha leído y lo que se dice la flor y nata de la cultura de esta isla, al menos de la ciudad, la que se nombra cuando se habla de cultura. Desgraciadamente, lo que es gente, había poca. Creo que estábamos yo y un tipo que se paseó por el museo como si fuera la primera vez que entraba y que sacó algunas fotos de la exposición permanente que allí hay celebrando la memoria de don Domingo Rivero.

El pregón lo hizo don Jorge Rodríguez Padrón y, habiéndole pillado más o menos la mitad, como dice un personaje de un cuento de un amigo mío, que se pasea por Nueva York y un fulano le habla en inglés, me enteré de que hay grados en esto del arte de la poesía. Están los verdaderos poetas, que maduran, que profundizan en el arte, volviéndose, como consecuencia de esa maduración, oscuros, refinados, complejos, como quería Rilke, al que se mencionó en algún momento, y hay otros que pretenden apurar la juventud repitiendo permanentemente las mismas fórmulas, naderías de ludoteca, es una expresión que salió por ahí. En fin, el discurso venía a mencionar algunas características de la poética de este hombre: agitación existencial, hondura, negrura, explosión de entusiasmo (confirmo esto del entusiasmo, me gusto el entusiasmo con que leía don Eugenio, pese a que el fuelle no le daba para mucho, entusiasmo del que cree en lo que está leyendo, diciendo en el poema), búsqueda de una revelación poética. Añadía, don Jorge, del autor, que había buceado en las entrañas de la poesía. Yo creo que todo esto viene a perfilar el estilo poético, que para decirlo en dos palabras y una coda, no lo entiende ni su …, . Lo mismo me pasa con la poesía de Rilke, dicho sea de paso, o la de Lezama Lima no percibo ninguna semejanza entre la de don Eugenio y la del cubano, pero lo menciono como otro ejemplo de poeta que no lo entiende ni su …, ni falta que le hace; porque hay una clase de poesía que no significa, que transporta, que sumerge en un extraño mundo de palabras, de imágenes raras, de ideas locas, que crea en verdad un mundo dentro de la cabeza que nada tiene que ver con esto blanco y negro de aquí fuera, y ese es, creo yo, el arte profundo de la poesía. Volviendo al discurso de don Jorge, este tipo de presentaciones me acaban dando la impresión del que el autor es una especie de superhéroe poético que es capaz de lanzarse a los más riesgosos lugares poéticos saliendo victorioso del trance donde otros, la mayoría, resbalan cuando tratan de alcanzar tan oscuros lugares, contentándose al final con barajar verdades de pacotilla, dicho poco más o menos en sus palabras. Las palabras del presentador crean al final un mundo a la medida en el que el héroe es el autor y todos los demás parecen quedar derrotados por incapacidad de alcanzar aquellas cotas que al fin y al cabo fueron construidas con sus materiales. Un poco excesivo, me parece a mí, sobre todo cuando alabar a unos denigrando a otros, un poquito de esto había.
En cualquier caso, va a ser que yo esté de acuerdo con don Jorge, que poco antes de llegar venía leyendo a un recientemente laureado poeta, que escribe clarito clarito, con mucha ironía y referencias a la cultura de masas más reconocible, pero con tintes eruditos, con muchas alusiones a su condición de poeta, de bohemio, de morador de habitaciones de hotel, y, por supuesto, de sexo relámpago con hermosas y misteriosas señoritas, y no tuve más remedio que concluir que aquel hombre, con tantos premios y accesits algunos más que don Eugenio, diría yolo que tiene es una horma ya aquilatada (tenía que utilizar esta palabra en algún momento, don Jorge) y una masa elaborada de palabras que hace pasar por ella para formar poemas que luego fríe en el aceite caliente de el como se supone que tiene que ser la poesía. Esto quiere decir que don Eugenio no hubiera ganado ese concurso ni amenazando al jurado.

Y me llevé el libro y lo he estado ojeando, y, como mínimo merece sucesivas lecturas que con toda seguridad irán permitiendo percibir nuevos matices, o tal vez no, pero la propia extrañeza al leer hace que uno invente en su cabeza interpretaciones, lo que no permite otro tipo de poesía que una vez que la has leído ya queda agotada y vacía. Mejor o peor creo que son consideraciones que no caben en todo esto, tampoco la comprensión; lo único que cuenta es el propio disfrute y el propio contento de uno al leer, qué coño.

martes, 7 de julio de 2015

Raquel Martín

Raquel Martín [Caraballo] (Santa Cruz de Tenerife 1972)
Poesía
Un árbol de Rodmell, Premio Pedro García Cabrera (Fundación Caja Canarias)
Transfusión de voz, Premio de poesía Félix Francisco Casanova,
Prosa
El Club de los Enred@dos', novela
Antes del último Sol', novela

Otras publicaciones
Relato Rescate en el libro colectivo Señales Mínimas. Microcuentos