sábado, 11 de septiembre de 2021

Cenizas del paraíso, de Ángel Sánchez


Novela publicada en 2015 en una edición poco escrupulosa, me parece a mí, para la categoría de novela de que se trata. Porque es un buen relato sobre la invasión de la ciudad de Las Palmas por parte de las huestes de van der Does acaecida en 1599. Está escrita con un estilo que quiere parecer contemporáneo de aquel tiempo y que tal vez propone alguna dificultad de lectura, que con persistencia y atención se supera muy fácilmente. Es una escritura apretada, densa, y llena de sucesos en cada línea, porque cuenta al detalle cada fase de aquellos sucesos: la llegada de los piratas, el desembarco, la resistencia, el saqueo de la ciudad, los tanteos de rescate con la población residente, que había huido al interior, la retirada de los piratas, y sus posteriores aventuras, igualmente infructuosas, en la isla de la Gomera. Nos enteramos, o me entero yo, finalmente, de la muerte del que aquí denostamos como pirata, van der Does, en la isla de Sao Tomé de Guinea, en muy malas condiciones. 

Escrita con más rigor histórico, o esa es su apariencia, pues da la impresión de estar fundamentada no solo en documentos locales, sino en la propia documentación escrita por los invasores, y si no es así, lo fabula muy bien el autor, que con inspiración aventurera, que a eso también se prestan estas gestas, no sería una novela del tipo que están saliendo ahora, más dirigida a un publico juvenil, no. Esta novela no tiene un propósito, a mi juicio, meramente divulgador, de entretenimiento, sino que se propone, y yo me siento bastante convencido de cómo lo ha logrado, recrear literariamente aquellos sucesos desde una mirada de aquel mismo tiempo.

No es lectura juvenil, pero cualquier interesado en el lugar que habita y su historia tiene en esta novela un grato fundamento para armar su mitología local, que parece faltarnos mucho en esta ciudad. Yo creo que uno admira los lugares en función del basamento mítico que hayan sabido construir esos lugares sobre sí mismo, por eso todo el mundo admira ciudades como Madrid, Barcelona, París, y desprecia por no estar a la altura, sus humildes lugares de nacimiento. Ellos creen que aquellas ciudades tienen más méritos por los que amarlas simplemente porque salen más en las novelas y en las películas; no en los libros de historia que muy pocos leen, pues en ellos, esas ciudades tienen mucha menos importancia que otras que hoy apenas importan nada y que hunden sus cimientos en la historia y la prehistoria muy por debajo de las raíces de aquellas que tanto se aprecian. No digo que nuestra ciudad se de mucha más enjundia que otras ciudades, sino que también tiene su enjundia que vale la pena conocer. Conocer es amar y en ese sentido este libro te enseña un poco a amar tu ciudad, es decir, la ciudad de Las Palmas.

Lo que quiero decir es que este tipo de libros contribuye a hacer ciudad y a hacer ciudadanos, si no orgullosos, al menos no desdeñosos del lugar que habitan y me gustaría que esta reseña despertara la curiosidad de esos que tienen interés en conocer algo más que la epidermis de las calles que tan habituados están a pisotear sin fijarse en los detalles. A este tipo de cosas es a lo que me parece que contribuye la literatura también.

Bueno, no sé. También es una novela, con todo lo que ello implica. Abres y saltas en el tiempo y el espacio con toda seguridad en medio del caos, miedo, sangre, tiros, derrumbes, incendios que te rodean por todas partes. Cierras y vuelves a la placidez de tu hogar, te tomas un vaso de agua y otra vez a la guerra, ¿Qué más se puede pedir?