viernes, 18 de diciembre de 2015

Lucha Libro en Quegles


De nuevo en el Quegles, dentro del ciclo, Redgeneración Literaria.
Esta vez presentando el proyecto Lucha Libro Canarias. Ya en su tercera convocatoria.
Me gustó la definición de lo que es Lucha Libro, que vino a dar Ramón Betancor: la literatura como espectáculo. Es decir, la creación literaria a la vista de todos, como un ejercicio de habilidad, la capacidad del escritor para improvisar historias en el momento ante un público que los observa en ese acto tan íntimo, hasta ahora, de escribir.  Bajar la imagen de la hornacina y ponerse a jugar con ella como lo que es, un muñeco, darle otros usos que el de la oración extasiada mirando hacia lo alto. Eso es Lucha Libro, y está muy bien que así sea. Ejemplos hay, los Griot y los poetas africanos que, ¡todavía!, recitan, lo hemos visto últimamente en los artículos de África no es un país, la pasión del rap, que aún no he sentido pero que he empezado a vislumbrar, esos torneos de improvisación que detrás de una apariencia, a mí, hombre moderado de costumbres serenas, se me antoja que violenta, late un amor por la expresión verbal, su sonido, y por su uso para la reivindicación, la autoafirmación. Estos son los nuevos Bárbaros que señala Barico en su ensayo.  Detrás de todo hay lo mismo: gente que ama, necesita o simplemente desea escribir, escribir historias, íntimas o ajenas, personales o genéricas, pero que, al final, dan su versión del mundo. Eso es literatura. Después ya hablaremos de calidades o por mejor decir, de gustos. Gente que desea leer y escribir, divertirse escuchando y escribiendo historias que, quieras que no, se quedarán dentro amasando, junto con la experiencia de cada día, y que enseñan, de cualquier manera, a enfrentar el día a día. Sí, quiero justificar la necesidad de la literatura, no simplemente como un juego, como un divertimento (al fin y al cabo todo juego es un entrenamiento para la vida), pero eso son problemas míos. Los Bárbaros que traen nuevos modos y se burlan de los viejos altares.
Creo que el mundo de la literatura está muy disperso. Así lo siento, y tal vez sea un prejuicio, una visión parcial derivada de mi permanente desilusión de que algo que para mí es tan importante no provoque la euforia de todos. Ese sentimiento de que algo importante para ti debería ser compartido. Pero estos últimos días me he ido adentrando en otros mundos y ahí están, literatura fantástica, literatura romántica, alta literatura de camarín universitario, poesía de postín o poesía humilde del que no aspira más que a ver su nombre en un libro. El mar en el que me siento una gota, tal vez la última gota – ¿y quién no quiere ser la gran ola? – Multitudes que crean, y que creen, con ilusión. ¿Qué más se puede desear y compartir?

jueves, 17 de diciembre de 2015

Corrientes Internas

Yo, vamos a reconocerlo, soy uno de esos pirados que va hablando solo por la calle. Muchas veces lo hago porque leo en voz alta. Porque soy uno de esos pirados que va leyendo por la calle, mientras camina. Pero, a veces, hablo solo sin tener libro delante; es, probablemente, porque voy recitando de memoria algunos textos que me he aprendido para ejercitar la mente. Aún otras algunas-veces, voy hablando conmigo mismo. Así que tengo de todo, todos los boletos para ser el pirado – sin atreverme, todavía, a poner mi oreja contra la farola y escuchar el rumor interno de la luz (¿dónde estará ese pobre a estas alturas?) – con el que te vas a tropezar cualquier día y vas a salir huyendo antes de que te pida una moneda para cenar o te cuente detalles de mi deprimente existencia.
Ayer, de camino para la conferencia sobre el asco y la obsesión de Fortunata, conferencia un pelín académica, un pelín desordenada, un pelín confusa de la que no conseguí extraer las mismas conclusiones que las fervientes espectadoras que, unas filas delante de mí, manifestaron su regocijo tras la intervención de don Rubén Domínguez Quintana, el invitado en esta ocasión al ciclo que dirige doña Rosa Mesa: Corrientes Internas (en el Museo Pérez Galdós), que, por lo visto, trata de analizar la obra Fortunata y Jacinta desde muy diversos aspectos, psicológicos, sociológicos, feministas, y, como en el caso de ayer, desde una perspectiva de la crítica que hace Galdós a la masculinidad a través de esos personajes hombres de los cuales ninguno queda bien parado por más que quede patente para todos ellos su situación de privilegio frente a la mujer, ayer, como decía, me dio por aprenderme el recitado que inicia el célebre tango ya sé que estoy piantao, no sé si recuerdan: las tardecitas de buenos aires tiene ese... qué se yo, viste. 
En la conferencia no me atreví a interponer mi punto de vista, que sería, ahora que nadie puede oponérseme con armas de erudición lo expongo, que no veo ningún avance en Galdós sobre el planteamiento, como se dijo por allí, de nuevas masculinidades. En primer lugar porque, como bien se llegó a comentar, no hay una definición clara sobre qué demonios es ser masculino, aunque parece ser que sí que está muy claro en qué consiste ser femenino. A mí me parece que todo eso son roles impuestos por cada sociedad y que además van cambiando con los tiempos y que siempre resultan tan vagos que definiendo la feminidad, vamos a encontrarnos un apabullante número de mujeres que no caben en esa definición, y lo mismo va a pasar si tratamos de definir la masculinidad. Lo que sí puedo apreciar yo en Galdós, y en esta obra en concreto, es una clara crítica al hombre y un respetuoso trato de la mujer. Para mí, todos los hombres en esta novela tienen un algo de ridículo, o como mínimo, de reprobable, de infame, mientras que las mujeres tienen un punto de trágico, de honesto, – y ahora me viene a la mente la tía de Maximiliano y dudo, pues es una mujer que me da un poco de repelús –. Todo lo cual a mí me apunta a que, en efecto, don Benito era consciente de ese desequilibrio de género, y que además era consciente de que el armazón social es femenino y que el recubrimiento, las paredes, es lo masculino:el comportamiento de la mayoría de los hombres en esa obra es absolutamente improductivo, el que no es rico y vive de las rentas, es pobre y vive de trampear; en cambio las mujeres montan negocios o llevan la casa con rigor. Más allá de esto, me parece asombroso la cantidad de conclusiones, para mí extravagantes, que los estudiosos consiguen extraer de la obra, la profusión de citas de don Rubén me dejaba patidifuso tratando de encontrar las razones de por qué habían concluido aquello de aquella obra en concreto y si no se podrían obtener las mismas conclusiones de cualquier otra obra, fuera de Galdós o no. En fin, está claro que no tengo un espíritu científico.
Como resumen diré que yo me quedé contento de haber asistido. Que tal vez la conferencia del miércoles anterior de la socióloga Rosalía Rodríguez Alemán me pareció mucho más amena, porque, tal vez, habló de temas más variados, desde la pasión de Fortunata hasta la frustración por la maternidad de Jacinta y cómo esos elementos las convertían en mujeres defectuosas o por explicarlo mejor, mujeres que no van acorde con lo que se espera de una mujer en la sociedad de su tiempo, una por empeñarse en amar y tener un hijo de un hombre que no era su esposo y otra por no poder tener un hijo (darle un hijo), al hombre que era su esposo. Pero también se habló de sociología, y de cómo Galdós es un exacto radiógrafo de su tiempo. Etc.
Para gustos, hay colores. Yo me volví a casa, más contento de haberme aprendido el parrafito inicial del tango mencionado que plenamente satisfecho de la conferencia, lo he de confesar. Y no hubo nada.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Solo lo escrito perdura


Se presentó ayer en el museo Domingo Rivero el libro de Rubén Benítez Solo lo escrito perdura que es ya su cuarto libro en solitario – es potestad del lector verificar las cuentas, pero qué más da si son tres o cuatro – sin contar los dos en los que participa con los Papirómanos, que no son una trouppe  de payasos sino cinco fulanos que se reúnen con cierta periodicidad a charlar sobre literatura y afines, a planear revoluciones literarias, a despotricar sobre la apestosa realidad y, a veces, a confeccionar joyas literarias que luego publican con el descaro de la juventud ya perdida, y también a beber ginebra.
Pues precisamente fueron estos muchachos y muchacha los que acompañaron en esta ocasión al autor en la presentación de su libro, decisión que aún no queda muy claro si fue acertada o no, el futuro y el volumen de ventas lo dirá – esto siempre se dice, como si el futuro o el volumen de ventas siempre tuvieran la razón.
Solo lo escrito perdura es un libro de artículos de tipo ensayo que tratan de todas las cosas, por decirlo pronto y mal. Ahí encontrarán reflexiones sobre viajes realizados, películas vistas, mucha, mucha, mucha literatura, bastante filosofía, y todo lo demás. Iba a decir que con ser ensayos breves, reflexivos y literarios, el libro estaba exento, por fortuna, de la palabra metarrelato, pero, oh, dios, acabo de verificarlo y sí que aparece, aunque se le puede disculpar porque está inserto dentro de una cita de un tal Lyotard, y hasta parece tener sentido dentro de la cita: algo así como que ya no existe un ----- que unifique el imaginario popular, refiriéndose a la disparidad de causas y opiniones del más variado tipo que la introducción de internet ha permitido aflorar de una manera más abierta (frente a una época anterior, continúo yo, de completo dominio del mercado que solo dejaba libertad de movimiento a aquellos discursos que tuvieran mayores beneficios).
Bien, durante la presentación se habló de filosofía, de literatura, de arte, y, a punto estuvimos de tocar el precio del pan y del aceite, pero tan espinoso tema pudo eludirse gracias a Antonio que preguntó algo acerca de la pertinencia del desmantelamiento de las humanidades en el sistema educativo. Hay que recordar que nuestro autor es profesor de filosofía en enseñanzas medias. De más está exponer aquí las opiniones del autor, aunque se pueden resumir, como la de todos, creo yo, los asistentes a un acto cultural, que la orientación de las enseñanzas hacia un fin puramente laboral no augura un futuro muy halagüeño, y más si tenemos en cuenta que el mercado laboral se vuelve cada vez más exiguo.
Juanjo exhibió una semblanza de nuestro autor, destacando, para incomodar su extraordinaria humildad, su origen teldense y su juventud, que no vamos a precisar. También destacó algo que me parece extraordinariamente importante y es el admirable entusiasmo que manifiesta el autor en este empeño literario, entusiasmo que todos admitimos que nos contagia gozosamente. También puso en un brete a Rubén al preguntarle ¿qué te asombra? Haciendo referencia, por lo visto, a una cita filosófica que define a los filósofos como aquellos que manifiestan su asombro ante los diversos aspectos de la existencia. Pues bien, nuestro amigo Rubén no supo qué responder a esto y tuvo que tomar la palabra en su lugar Ely, que, como espectadora directa de su actividad, supo resumir admirablemente el talante curioso e interesado por todo del autor, sobre todo, destacaba, un interés por expresar literariamente ese asombro. Y literariamente, literario, literatura, letras, y todas las derivaciones de ese lexema – creo que se llama así – se repetían tanto porque si en algo se definió Rubén en esta presentación es en su incombustible amor, no solo por la literatura, sino por todo lo literario en sus más amplias manifestaciones. Hasta el punto que declaró solemnemente que este es el aspecto central de su vida siendo todo lo demás el soporte material que se requiere para dar existencia a esta entidad.
Para dar un toque incómodo a tan gratificante velada, intervino el tal Ricardo, destacando, con un poco de mala intención, algunos aspectos de los que, en su deplorable opinión, el autor mostraba algunas carencias. Uno de estos aspectos es una aparente inocuidad neutral en sus artículos, tanto personal como de compromiso social, que el autor desmintió serenamente y con razón, exponiendo que, a su juicio, en sus artículos expresaba una visión del mundo que si bien no era panfletariamente – uso mis palabras, pero expreso, creo su intención – reivindicativa, no estaban faltos de una severa crítica a los males de este mundo, siempre matizada por una visión optimizadora que le presta el verlo todo desde una perspectiva poética.
Me salto una discusión, apenas desarrollada, sobre si los filósofos y los poetas son equiparables y sobre lo acertado o no que es percibir al hombre como una entidad verbal, como pura construcción de lenguaje, con la que no estoy de acuerdo, o más bien, con la que estoy de acuerdo que ocurre, pero que precisamente es una de las razones que nos lleva esta confusión social en la que andamos inmersos.
Y entre unas cosas y otras ocupamos hora y pico de charla en la que no sé si quedaron muy claros los contenidos del libro pero con la que, al menos, intentamos aproximarnos al espíritu que de él trasciende, que creo que es una manera más eficaz de animar al lector a aproximarse a un libro más que el recitarle de pe a pá el índice de capítulos. 

jueves, 3 de diciembre de 2015

Libros, hoy.

Esta noche no podré ir a la charla con autoras de Novela Romántica en el Quegles a las 19:00 con Ramón Betancor porque en el Domingo Rivero se presenta el nuevo libro de Rubén Benítez: Solo lo escrito perdura, del que participo como presentador.


Pero como no quiero dejar atrás aquel evento. Las autoras invitadas son
Romina Miranda, que ha escrito cosas como

Yara Medina que tiene

Y Bedelia Suárez 


Está bien que uno se vea obligado a elegir eventos culturales a los que asistir. Aunque la toma de decisiones es ya una opinión, y es obvio que en mi ámbito de interés no está la novela romántica como género, estoy maravillado de la enorme actividad literaria que en realidad hay en Canarias y la enorme ilusión con que los implicados se desenvuelven en ella, y siento no poder asistir a ambos eventos, y más que hubiera, al mismo tiempo, ya que el Buen Señor se limitó a dotarme de un único cuerpo, solo por el placer de contagiarme de esa ilusión.