Pues hace mucho tiempo que tenía curiosidad por este libro. Ahora me doy cuenta de que hace diez años. Me llamó la atención en su momento el título del libro pero hasta ahora no había ido a buscarlo. Es una característica mía, y del tiempo en que vivimos, supongo, el no hacer demasiado caso a los destellos del momento que son demasiados para entretenerse con cada uno. Solo si después de un tiempo perdura en la memoria termino por satisfacer la curiosidad. Sí es verdad que diez años, a lo mejor, es tomarse las cosas con demasiada pachorra. Lo admito.
Bueno. El título me llamó la atención, pero no encontré ninguna referencia a Gene Tierney en ninguna de sus páginas o si la hay la olvidé, así que muy relevante no debe ser esa anécdota. El libro no es una unidad. Más parece un cuaderno personal del autor con anotaciones de diverso estilo, algunas tipo diarístico, otros meros apuntes literarios o de pensamiento, o simples frases espontáneas, un breve guión cinematográfico inacabado y, la parte principal, una serie de relatos que rememoran a parientes mayores, abuelos, abuelas, tíos y tías, etc. Es un homenaje bastante emocionante a la familia, a los lazos familiares o a los recuerdos, encarnados en personas concretas. Es también un homenaje a nuestros mayores, a su presencia en nuestra infancia.
El estilo es muy simple, directo, muy coloquial, siente uno al narrador aquí al lado, como si estuviera leyendo por encima de su hombro lo que está acabando de escribir; esa presencialidad, me parece, es un gran valor del libro. El peso del está en esa serie de estampas o retratos de familiares y lo demás, sinceramente, parece relleno. Y sin embargo el libro tiene un «no sé qué» que le da entidad, y creo que es debido a esta cercanía de su prosa y de su posición como narrador.
En general me ha causado muy buena impresión, salvo por algunos baches, que ahora comentaré. Me ha parecido un libro de autor joven, una primera publicación experimental, para conocer el campo. Pero precisamente porque me ha interesado he buscado más libros suyos.
Uno de los breves que inserta en el libro es una propuesta de novela policial en la que el asesino sigue el guión de una novela, en este caso Crimen, de Agustín Espinosa – por cierto, el detective consulta, como experto a Miguel Pérez Corrales, experto en surrealismo en la universidad de La Laguna y autor de un magnífico volumen que alguna vez habré de reseñar –, y después, explorando su bibliografía he visto que tiene una novela policial: Un crimen lejos de París, así que he ido a buscarla a ver si se aproxima a lo propuesto, con eso ya resultará interesante. Por otro lado encontré otro libro suyo que es una investigación sobre unos personajes extraños en la Gomera, un grupo de individuos que forman una especie de comunidad teosófica denominada los FiliiChristi, lo que me ha llamado la atención y también me lo he traído.
En cuanto a los baches mencionados, me resultan defectos incomprensibles para un doctor en filología, y para un lector de amplia bibliografía. He querido encontrar explicaciones a estos fallos en una suerte de vocabulario propio, que de todas maneras es inadmisible, porque si cada uno le asignamos a las palabras el significado que nos da la gana adiós comunicación.
Hablo por ejemplo de “Me embauco en la que más me apetece”(pg 19), que claramente quiere decir, «me embarco», porque aquí y en Pequín embaucar significa engañar y uno raramente se engaña a sí mismo, es más una actividad que le hace a otro, embaucarlo. Puede ser que haya querido hacer un tropo en el sentido de que leer es engañarse a conciencia, pero es que más adelante vuelve a usar el verbo con otro significado “El roneo del recital la embaucaba”(pg130) donde con toda seguridad quería decír «embargaba» es decir, que la paralizaba de emoción o algo así, pero no la engañaba.
Otros defectos, para mi gusto es el uso de algunas palabras redichas, o más bien un uso redicho de ellas, que recuerda a esa escritura juvenil ansiosa por parecer mayor, “en el que plasmo cualquier idea”;”un portátil alberga la mayor parte...”(pg20). Algunas que claramente no caben como “pies enjutos en zapatos...”. Y otras veces simple falta de revisión “no puede reprimir las ganas”(pg116) donde claramente iba un pude.
Aquellos errores de arriba claramente se deben a la sonoridad de las palabras, a mí me pasa muy a menudo que escribo sonidos más que palabras y solo me doy cuenta después, pero me doy cuenta revisando si por ejemplo escribo motín por botín “lo pillaron infraganti con el motín”(p83) o bandas por vendas “que bandas muchos ejemplares”(pg70).
Por último, cede a las expresiones hechas en varias ocasiones, pero en ninguna de manera tan inoportuna como cuando dice “otra vuelta de tuerca en la cerradura”(pg135), que repite más adelante como si le hubiera resultado gracioso. A mí no. O cuando en lugar de girar la rueda del dial “gira la rueca del dial”, que he llegado a preguntarme si es que en La Gomera se dice así, porque me parece muy llamativa esa trastocación, tal vez también es sonora como la de motín.
En fin: que me ha parecido un autor interesante pese a estos defectillos señalados y he decidido profundizar en su obra que, por cierto, es bastante lejana, la más próxima de los dos que he traído es del 2016, esta misma fue publicada en 2013, aunque obtuvo el Benito Pérez Armas en 2011, y no he encontrado nada más reciente. Hablaré más adelante de ellos, si cabe y no se mete otra cosa por medio.
Postdata (13/01/2023): No leí Un crimen lejos de París. No tenía cuerpo para ponerme a leer una novela policíaca o policiaca. En cambio sí leí y me interesó mucho El misterio de los Filii Christi de Agulo. Por lo visto ya había tenido alguna relevancia en TV, en las noticias, y en un programa de divulgación de la TV Canaria que rescata historias de misterio o curiosas de nuestra historia secular. En fin, ni me enteré. El libro es una investigación sobre un conjunto de personajes muy extravagantes, de la Gomera, que se dieron a prácticas místicas, esotéricas, poéticas y literarias también. Nos cuenta detalles de la vida de cada uno de ellos, gente erudita, curiosa, viajera también. Que terminaron represaliados por el régimen franquista por masones. Alguno tuvo que huir, otros desaparecer y otros camuflarse. Y tan bien que lo hicieron que nadie había oído hablar de ellos hasta ahora. En la Gomera hasta han habilitado un pequeño museo, en Agulo donde tuvieron lugar sus actividades mientras vivieron en la gomera. También aporta una pequeña miscelanea de textos escritos por algunos de estos personajes. Alguno de ellos sería muy interesante reeditarlos por tocar temas curiosos, historias de brujas, masonería, etc, siempre con una visión muy racional, pero no escéptica, aunque parezca contradictorio.
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