miércoles, 5 de junio de 2019

Dime quién fui de Elisa Rodríguez Court


Una mujer asiste a los últimos días de su padre, el cual está aquejado de alzhéimer o demencia senil. La particularidad es que el padre se fue de casa cuando era ella niña y no lo había vuelto a ver hasta que reaparece ya con síntomas de su decadencia. En el proceso de acompañarlo en su declive ella va recuperando, al menos en su propio ánimo, al padre.
Yo creo que con esto se resume completamente la novela. Sin embargo, como toda buena novela es bastante más que esto. Es por ejemplo una técnica que yo no había visto, aunque, me da la impresión de que como todo lector, sí que había pensado también en ello, que consiste en salpicar todo el relato de abundantes citas que condensan el momento o lo reinterpretan o incluso dirigen la trama en determinada dirección. La personaje se declara lectora contumaz e incluso coleccionadora de citas lo que integra pertinentemente la introducción de esa multitud de referencias en la trama. Uno imagina que es la propia personaje la que recuerda, en esos instantes, la frase pertinente.
El otro aspecto que me parece interesante es el de la relación con el acompañamiento a los enfermos. Todos los que hemos, de un modo u otro, asistido a la decadencia y muerte de un familiar, del padre en concreto (hay muchos libros que tratan sobre eso, sobre la asistencia a la decadencia y muerte del padre, no tanto de la madre, ¿por qué será? ¿Se morirán todas las madres de sopetón, en silencio, sin ruido, mientras que los padres se mueren siempre haciendo alharacas padeciendo y haciendo padecer mucho?) nos vamos a sentir en cierto modo identificados.
Y por otra parte, el reflejo de lo que son las vivencias de la personaje en sus lecturas aporta una reflexión acerca de la literatura como acompañamiento y puntualizacion de la vida, enriqueciéndola, dándole una cierta grandeza que la propia vida en su pasar indiferente, no tiene.
El estilo de la autora es muy limpio, nada afectado. Simple y directo. Percibo un tono de gran escritor, no sé como decirlo, sentencioso, falto de humor, seguro, confiado, sin el impulso de inflarlo para darle empaque de literatura, confiando en la propia expresión. En parte ese tono señorial se lo dan también la abundancia de referencias, naturalmente escogidas de autores de reconocido prestigio. Y resulta elegante sin poder decir que sea lucido. O tal vez sí lo es, lo que no es es ostentoso. He creído detectar una cierta tendencia a escribir en forma de citas a su vez, es decir, frases con una cierta compacidad aislable del contexto en el que están insertas, o tal vez es la tendencia que adquiere uno al leer tantas citas de, a su vez, buscar trozos destacables en el propio texto.
A continuación siguen una serie de extractos de la propia autora, que de algún modo determinan mi propia lectura del texto.

“las citas adquieren un montón de significados según el contexto”, p35
“vengarme de las falsas certezas”, p36
“parecía insólito que redujera el amor a un sentimiento fraterno”,p38
“los escritores que, reconociendo la esencia bárbara, sin sentido y muda de la realidad, intentan darle voz”, p43
“la impaciencia del corazón, deseoso de liberarse cuanto antes de sentimientos penosos”, p43
“cuando no se puede rectificar un pasado, todo posible perdón llega tarde”, p45
“parece que necesitara sentirme irreemplazable”, p47
“ese instante va a sobrevivirle cuando muera”, p67
“a quien iba a preocuparle un hombre que desapareció joven y regresó viejo”, p76
“le muestro a la gente mi mejor lado cuando me colmo de literatura”, p83
“como alguien a quien se entrega un espejo y se niega a mirarse en él”, p110
“parecía referirse a las cosas y al cuerpo como un préstamo de la muerte”, p130
“todo parece gratuito, bañado en las aguas de la provisionalidad”, p134
“me donó las ruinas de su memoria”, p138
“por qué esa necesidad de apresurarnos en una huida constante”, p141
“mientras tanto la vida se sigue sucediendo, indiferente a los planes de la gente”, p141
“en las orillas de la muerte… todo afán pierde sentido. Nada importa”, p142
“¡pero si nos morimos en cualquier santiamén, sin más!”, p145
“lo fui recuperando mientras lo perdía”, p150
“¿cómo engancharse a la literatura cuando no se siente la punzada de la vida?”, p152
“no soy capaz de escribir la buena literatura que leo”,p161

Por mi experiencia puedo decir que, refiriéndome a esta última, no tiene razón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario